domingo, 9 de agosto de 2009

Mi llegada

Llegue a Chuao para encontrarme con el árbol sagrado, el árbol de los dioses, el cacao. Fruto que te invita a sentir cada latido de la tierra, cada baño en el río, cada Corpus, cada San Juan. Así es Chuao con ese aroma a cacao que se manifiesta en las sonrisas de su gente alegre.
Muchas anécdotas se quedaron en mi memoria como gratos recuerdos. Una de ellas fue cuando llegue a Chuao por primera vez. Desde bien temprano me levanté para irme a Maracay y de ahí a Choroní. Llegué por fin a Puerto Colombia, como todo buen turista pregunté quién va para Chuao y un señor muy amable me contestó: yo voy. Me monté en el peñero. Ese día la mar estaba suave y alegre. Llegué a Chuao en veinte minutos; me bajé del peñero, entonces decidí irme al pueblo a pie, el camino es largo, como una hora desde la playa hasta el pueblo. Por el camino me encontré a un joven amable, que me acompañó. Estuvimos hablando y hasta me ofreció cacao, fruto que para mi paladar despierta un sabor a dulce y amargo.
Después de tanto caminar llegamos al pueblo, a eso de las tres de la tarde. En ese momento el pueblo estaba en silencio, sin nadie en las calles, uno que otro trabajando en las construcciones de las nuevas casas. El joven me llevo a donde estaba una de las rezanderas; entramos a la iglesia, ahí estaba sentada, dando sus clases de catecismo. Ella muy amable me dijo: siéntate y nos pusimos a conversar un rato largo, hasta me echó un sermón de la gente que viene a Chuao.
Conocí a muchas personas maravillosas, entre ellas las rezanderas. Ellas me enseñaron a sentir el cacao desde lo más sagrado. De los hombres aprendí el tan milagroso don de las palabras que encantan a cualquier corazón amoroso. Poco a poco construí una pequeña familia, un hogar lleno de madres, abuelas y unos cuantos hermanos.
Mis días en Chuao fueron días de sorpresas, de ir descubriendo a cada paso que daba, lo cual me llevo a experimentar mi latido intuitivo, de saber en dónde meterme y con quién. A partir de ese latido viví en un mundo mágico, de mucha imaginación, donde cada sueño se me reveló como un don al saber que Chuao es un paraíso terrenal.

3 comentarios:

maCula fanzine dijo...

Tienes muy buenas fotos, esperamos participes en alguna de nuestras publicaciones, saludos
maCula fanzine

Anónimo dijo...

Es pura mentira

Anónimo dijo...

Es pura mentira